
ALTAR VACÍO
Antonio Castañeda
En Altar Vacío, Antonio Castañeda pinta nuestra soledad esencial con la crudeza de un Zurbarán contemporáneo. Sus figuras, sumergidas en sombras cálidas, son retratos de la desconexión: cuerpos presentes pero ausentes. El artista capta el oxímoron de nuestra época —hiperconectados y profundamente solos— en multitudes que no se miran y en manos que se estrechan con cabezas giradas en ángulos antinaturales, como si el contacto fuera un ritual vacío. Sus grupos no son comunidades, sino acumulaciones de individuos aislados. Los personajes solitarios emergen de fondos oscuros con una resignación esperanzada, una aceptación tragicómica de su condición: saben que están solos frente al abismo. Castañeda plasma este sentimiento con pinceladas que son gritos sordos; óleo sobre el silencio de los likes. Altar Vacío no es una exposición, es un síntoma: la pintura como último refugio de lo humano.
Martín Yépez







